miércoles, 13 de febrero de 2013

La verdad de una mentira



CAPÍTULO XXII: Al alba    


Gerardo, no permitiría que ella lo abandonara. La larga noche que había pasado en la biblioteca le hizo volver a tomar las riendas de su vida; la oscuridad de sus ojos se había ido disipando poco a poco en los últimos días. Se preguntaba si alguien se habría percatado; y, aunque la costumbre puede volver ciertas situaciones en algo real, él no estaba para seguir disimulando, le había costado demasiado esfuerzo fingir durante todos esos días. Verla nuevamente fue un privilegio, con anterioridad a su accidente solo lograba hacerlo desde la distancia. Había tenido la oportunidad de verla sonreír y adoraba cada vez que lo hacía, pero también había alcanzado a ver como su alegría se apagaba poco a poco y no pudo dejar de sentir culpa.

Sabía perfectamente, por la expresión de su rostro, que su actitud la había decepcionado, su actuar lo hizo sentir indigno y no merecedor de los cuidados y el afecto que Julia le profesaba, ¿cómo había sido capaz de pedirle que se fuera casi de inmediato? La desesperación, ¿tal vez?, ese deseo incontrolable que se había apoderado de él; la necesitaba, de una extraña manera que aún no comprendía del todo; algo que hasta entonces jamás había sentido por una mujer. Estaba decidido, ni siquiera el deseo que Julia se descubriera a sí misma le impediría hablarle de sus sentimientos.  

Gerardo se apresuró a seguir sus impulsos y cuando se disponía a salir leves ruidos indicaron movimiento en la casa. Convencido que debía tratarse de Julia no pudo evitar sentir dolor y enojo al saber que ella tenía la intención de partir sin despedirse. Sonrió ante el poco sentido común que le quedaba. ¿Cómo podía esperar que Julia fuera hasta su puerta a despedirse?; después de todo ¿no había sido él quien fijó la fecha de su partida?


Sin querer satisfacer su curiosidad, porque suponía muy bien a quien encontraría detrás de la puerta, Julia, decidió continuar su camino. Al momento en que llegó a las escaleras la pregunta de Gerardo la hizo paralizar.

— ¿De qué huye?, ¿a qué le teme tanto, Julia?

—No estoy huyendo. Solo me ahorro la vergüenza de ser lanzada de su casa.

—Si es por lo que dije ayer, perdóname, por favor.

—No es sólo por eso, verá si permanezco por más tiempo usted tendrá otras razones para hacerlo y, ese momento no podré soportarlo —dijo, volteando por primera vez para mirar a Gerardo.

—Cuéntame qué te sucede, creo que entenderé.

—Lo dudo. Ayer, demostró claramente que no es capaz de entender razones que se antepongan a sus deseos —dijo con brusquedad—. No crea que existe resentimiento por su actitud. Le he disculpado, incluso, antes que lo pidiera. Es hora de partir —sentenció endulzando el tono de voz, mientras trataba de memorizar cada detalle de él—, adiós.

—No te vayas de esta manera, sé que por momentos suelo ser intransigente; me comporté de manera muy injusta contigo. Necesito…una prueba para quedar en paz y saber que he sido perdonado—dijo con una sonrisa—. Ven acércate.

Julia, se acercó muy nerviosa hacía varios minutos que su corazón trabaja de manera intermitente. Sin saber de dónde obtuvo fuerzas para retroceder llegó donde se encontraba Gerardo. Sin percatarse que él le había entregado una llave y menos aún, sin escuchar lo que decía, la dejó caer. El sonido la hizo reaccionar y volver al tiempo y lugar donde debía encontrarse. Asombrada por lo sucedido, una vez que encontró la llave, Gerardo, repitió la petición. 

—Necesito que hagas algo por mí, en el correo encontrarás una casilla a mi nombre. Cuando tengas su contenido entrégaselo a Dan, mi secretario. Aquí están las llaves y el número.

—Bien, pero no entiendo ¿porqué debo retirar el contenido?, creo que bastará con dejar las llaves a su secretario y que él se encargue.

—No, esto es un asunto personal y solo confío en ti.

—Está bien, no tenga dudas que haré lo que me pide.

Justo cuando se disponía a retomar su camino, Julia, reaccionó sobre la manera en que Gerardo la había tratado, pero deseó continuar con su camino, quedarse sería peligroso y más cuando la visita de su hermana era inminente. En tanto se alejaba, unos pasos firmes y presurosos se acercaron a ella, en un instante, Gerardo estuvo a su lado, sosteniéndola. Sin saber de dónde obtuvo fuerzas, Julia, forcejeó para soltarse. La sorpresa de aquel suceso hizo que sus mejillas se encendieran por dos motivos a la vez. Ella sintió vergüenza y bajó la vista; anhelaba que volviera a suceder lo que en el hospital, deseaba volver a sentir aquella sensación que le produjo encontrarse rodeada por sus brazos y sentir la calidez de su respiración cuando la besó en la mejilla; pero al mismo tiempo se sintió enfadada consigo misma ¿cómo volvería a vivir? Una corriente recorrió por completo su cuerpo cuando él, con suavidad, logró voltearla y atraerla hacia sí.

Gerardo, comprendía las dificultades de explicarlo todo, pero lo había decidido, ya no estaba dispuesto a seguir con ese juego absurdo, la verdad se había dado paso entre las circunstancias de ambos y daba gritos por salir de una vez por todas.

Mientras él la abrazaba, Julia, trató de encontrar una explicación a lo que allí estaba sucediendo, para ella todo se debía a su creciente imaginación, sin duda, era otra de sus visiones. Trató de despertarse a la fuerza y como no lo consiguió se dijo en un susurro:

—Despierta, Julia.

Gerardo, sonrió; tomó suavemente sus manos, y mientras alcanzaba su rostro, le respondió:
             
—Esto no es un sueño, mi ángel.


11 comentarios:

Unknown dijo...

¡Bien!
Me alegro de que Gerardo tenga agallas y que se decida.
Perdona que no te haya contestado antes. He estado algo liada.
Te cuento.
Estoy borrando las entradas que he hecho en mi blog "Un blog de época" con mi historia "Con el corazón roto". Estoy pensando en publicarla en Amazon en cuanto haya pulido algunos detalles.
Tengo algunos fragmentos que están todavía en el blog. No sé si querrá leerlos porque son insuficientes.
Tienes un premio en mi blog, Jennieh.
Pásate a recogerlo en cuanto puedas.
Un fuerte abrazo.
Y me muero de ganas de saber qué va a hacer Julia, porque la pelota está en su tejado en estos momentos.

J.P. Alexander dijo...

Genial capitulo y feliz día del amor y la amistad

Lourdes dijo...

Ayyyy que emoción. Están muy juntos, que dejen salir el amor que se sienten por favor!! ajajjaja
Me encanta esta pareja Jennieh, te felicito. Los diálogos son increíbles. Una pregunta porque quizás leí y se me salteó un detalle en capis anteriores. ¿Gerardo ya sabe quien es Julia? Es decir... ¿Está seguro?
Me gustó mucho el capi y como siempre espero ansiosa el próximo. Muakkk besotes reina.

Dubois dijo...

Me gustó mucho el blog y su forma de escribir. Espero visitarla a menudo. Saludos!

Raquel Campos dijo...

Precioso capítulo Jennieh!!!!

Me ha gustado que el tenga valor, por dios a ver si dejan que sus emociones les guien!!!
Hasta el próximo!!!!

Muchos besos!!

Lourdes dijo...

Pasé a ver si había novedades y a dejarte un beso grande.

D. C. López dijo...

Hola guapa!

No sé si todavía sigues mi historia de Sometida o no y te cansaste de ella, pero por si acaso, te aviso que anoche publiqué un nuevo capi:

http://dulcecautivalopez.blogspot.com/2013/03/sometida-capitulo-14-18-anos.html

Saludos y buen día!

princesa jazmin dijo...

Wow! qué escena tan intensa, me gustó mucho la última frase de Gerardo y ahora me muero por saber que va a pasar luego.
Aunque creo que éste fue el último capítulo actualizado, cierto?al menos ya estoy al día para leer el próximo.
Espero estés bien y ojalá te tengamos en el ruedo muy pronto.
Un beso grande!
Jazmín.

Unknown dijo...

Hola Jennieh.
Hace mucho que no publicas una entrada. Espero que estés bien y que no tardemos en volver a saber de Gerardo y de Julia. ¡Me muero de ganas de saber que va a pasar entre ellos!
Quería decirte que tienes un premio esperándote en mi blog "Mi otro blog". Pásate a recogerlo cuando puedas.
Un fuerte abrazo, Jennieh.
Cuídate.
Te esperamos.

Inda dijo...

Una historia preciosa, deseando saber lo que pasará entre estos dos
Besos

Lourdes dijo...

Hola mi sol pase por aquí por si había noticias de tu obra. Un beso enorme cielo.