CAPÍTULO
XVIII: Indiscreciones
Entre los caballeros presentes parecía existir verdadero
afecto y amistad. Carlos y Fernando tenían poca diferencia de edad y, a pesar,
de poseer caracteres tan distintos, en algunas ocasiones Julia llegó a
confundirlos. Los dos poseían una altura considerable, por lo cual tendían a
verse delgados, en Carlos sus ojos de color verde tenían la facultad de hablar
por sí solos, su cabello era oscuro, sus facciones delgadas y proporcionadas,
era sumamente vivaz, divertido y, en ocasiones, llegaba a resultar molesto su
sentido del humor. Fernando, en cambio, aunque poseía en gran medida las mismas
características físicas que su hermano, a excepción del color en sus ojos, en
él el color cambiaba a avellana; discreto y menos dado a conversar, aunque ello
no le restaba simpatía; actuaba a los tiempos de las personas, tenía la
capacidad de escuchar, era atento y muy agradable. Fueron esas características
las que hicieron acertar a Julia y descubrir al merecedor del corazón de
Eloísa. Sabía que su amiga no podría fijarse en una persona distinta, notó en
él ese mismo deseo de ayudar a otros. En sus conversaciones se presentaban
ideas para mejorar las condiciones de vida de los trabajadores de su familia;
junto con su madre tenían la costumbre de discutirlas a todas horas, ambos
estaban convencidos que llevarlas a cabo era beneficioso para todos.
Sin desaprovechar la oportunidad de ayudar a Eloísa, Julia, se acercó al notar que él miraba disimuladamente a su amiga; Fernando, quien aprovechaba de ocultar su mirada detrás de un libro, levantaba constantemente la vista mientras, Eloísa, recogía flores junto a Sayen; y sin ningún tipo de rodeos le preguntó:
—La señorita Eloísa es muy hermosa, ¿verdad?
—Yo...-contestó nervioso sin encontrar más palabras.
—No se preocupe, no diré nada. Pero...si usted está
interesado en ella por qué no se lo demuestra.
Fernando sintió confianza para hablar y sin ninguna
vacilación le contestó:
—No sé si ella sienta lo mismo.
—Y si usted no se lo pregunta no podrá saberlo en modo
alguno.
—Es verdad-dijo con una sonrisa, la que pronto
desapareció mientras agregaba—. En una ocasión estuve decidido a hacerlo, pero
los comentarios de mi hermano sobre ella frenaron todas mis intenciones.
—A qué se refiere; si puedo saberlo.
—Carlos, como usted se habrá dado cuenta en estos días,
es poseedor de una gran capacidad para tratar con las personas. En una ocasión
llegó con la noticia de haber escuchado ciertos rumores sobre la señorita
Sotomayor. Dijo que se comentaba que ella huía de los hombres, su constante
negativa a tratarlos había determinado la decisión de sus padres de llevarla a
Europa para demostrarle lo grande que es el mundo y lograr, tal vez, que ella
cambiara de opinión. Desde que la conocí no pensé que ella pensará de esa
forma. Nuestro trato siempre ha sido cercano y cordial, luego de conocer esos
por menores no dejó de sorprenderme que aceptara la invitación de mi madre a
acompañarnos hasta aquí.
—Por lo que usted
me dice debió ser toda una sorpresa su decisión, pero no piensa que las
personas pueden cambiar de opinión. En ocasiones solo hace falta la oportunidad
o la persona indicada para que lo que pensamos no tenga valor alguno.
—Tiene razón, yo estaba convencido de no hablar de esto
con nadie, pero usted me descubrió. Acaso tan evidente son mis sentimientos.
—No lo sé; tal vez, nadie más haya reparado en ellos.
—Le confieso que tengo miedo. ¿Qué sucede si en vez de
ganar lo pierdo todo?, incluso su amistad. No sabría qué hacer
—No lo sabrá hasta que se atreva y créame cuando le digo
que sé lo desagradable que es vivir en la incertidumbre.
Julia no pudo menos que sorprenderse cuando Fernando le
dio el mismo consejo con respecto a Gerardo. Debió contenerse para no llorar.
No tuvo la capacidad para hablar sobre lo que ella sabía con respecto a los
sentimientos de Gerardo; solo se limitó a sonreír.
OOoOO
Si bien, Julia, comprendió la voz de mando con que llegó
doña Isidora a la casa de Gerardo, la mujer tenía extrañas actitudes para con
ella; en ocasiones le parecía distinguir hostilidad y rudeza en sus palabras.
No lograba comprender el porqué de su actitud; sin embargo, sus dudas
obtuvieron respuesta una tarde en que por casualidad coincidieron en la
biblioteca. Doña Isidora, sin querer desaprovechar la oportunidad decidió que
el momento ameritaba una franca conversación entre ellas.
—Perdón, no quise molestarla-dijo sorprendida al
encontrarla en aquel lugar.
—No se moleste, pase y siéntese, señorita. Necesito
tratar algunos asuntos de importancia con usted.
Julia sintió como el frío recorrió su cuerpo ante la
mirada tan intimidante de la que fue objeto.
—En un principio cuando llegué hasta aquí lo hice con la clara intención de manifestar la molestia que sentía por su presencia en esta casa, gracias a su permanencia me vi privada durante más tiempo del que deseaba en acudir a socorrer a Gerardo.
— ¡Señora!— dijo Julia con firmeza, al notar que sería blanco
de ataques por parte de la mujer—, No logro comprender la razón de sus palabras.
Usted y yo jamás nos habíamos visto hasta mi llegada, lo recuerda, nos vimos en
el tren.
—Sí, lo recuerdo perfectamente. Y esa ha sido una de las
razones por la que decidí, luego de saber quién era usted, crearme una opinión
propia; dejando de lado las infamias que cometieron sus padres en contra de mi
amiga; en especial las de su madre.
— ¿Qué dice?— al comprender que el tema al que se refería
nada tenía ver con ella, el enojo y el valor que había surgido por su trato
desaparecieron.
—Tengo la confianza que esta conversación solo quedé
entre nosotras, el tema es delicado y si usted lo desconoce por completo me
convierte en una traidora. Sí, no me mire así, por favor. Su sorpresa me hace
intuir que en eso me convertiré; estoy a punto de romper una promesa, pero
considero mi deber darle a conocer ciertos asuntos de esta familia en los que
sus padres hicieron una gran contribución.
—No deseo que por mi intromisión en esta casa se vea
forzada a romper promesas, mucho menos por alguien que nada tiene que ver en
ello.
Con sus palabras Julia trató de evadir las confesiones, consideraba inapropiado que le fueran revelados secretos de una familia de la que se hizo parte con mentiras.
Lo que Julia escuchó, fue una historia que no le hizo
sentido con la de su madre y, aunque la oyó con atención en ningún momento se
percató de las similitudes. La madre de Gerardo se había enamorado de Guillermo
Subercaseaux mucho antes que éste supiera de su existencia. Ya fuera un rasgo
de familia, compartía la misma timidez con su prima, esa misma que le había
impedido hacerse notar a sus ojos en primera instancia, y que más tarde sepultó
todas sus esperanzas al enterarse del interés de su prima por el caballero.
Decidió ayudarla, dándole consejos; logrando con ellos que él se fijara en la
madre de Julia. Solo cuando ella se ofreció a reparar el desagravio que su
prima había cometido al escapar con otro hombre unos días antes que se
celebrase el matrimonio, él se percató de su existencia. La delicada belleza de
ella y, el herido orgullo de él fueron determinantes en la aceptación de la
propuesta. Sin lograr nunca que olvidara el caprichoso amor que sentía por su
prima, el matrimonio se convirtió en una constante tortura para ambos. El
desamor y la disconformidad fueron las sombras que lo rodearon siempre; aunque
para Estela, la madre de Gerardo, la felicidad se hizo presente en su vida con
la llegada de los hijos.
Sin comprender del todo las
intenciones de la mujer al confesar un asunto tan íntimo, familiar y, que le
había sido confiado bajo secreto, se aventuró a preguntar los motivos de tal
acción, doña Isidora le respondió con unas palabras que no dejaron indiferentes
del todo a Julia.
—Ustedes pueden no ser
primos directos, y un compromiso entre ustedes puede resultar válido, pero es mi
deber estar al tanto de sus intenciones. No vaya a ser que la historia se
repita y ahora sea Gerardo quien sufra por su culpa.
—No
se preocupe señora. Por mi parte no existe un sentimiento distinto que se pueda
sentir por la familia, lo mismo que Gerardo siente por mí. No he podido
encontrar el motivo que la ha llevado a pensar la presencia de algún otro sentimiento
entre nosotros. Lo mejor, según veo, es cambiar los planes que tenía, mi
permanencia no es necesaria en este lugar. Sé que usted podrá dedicarle más
cuidados de los que yo he sido capaz de brindarle en este tiempo.
Las palabras de Julia habían surgido tras la negación de
toda esperanza. La llegada de todos había resultado un alivio para ella; habían
contribuido a olvidar la tristeza que le produjo Gerardo con sus palabras. Pero
todos sus esfuerzos por aparentar habían caído de pronto, ya no importaban los
gratos momentos que vivió junto a aquellas personas, no era su lugar. Se
encontraba lejos de su familia, ni siquiera la presencia de su amiga contribuyó
a animarla, todo el tiempo debían disimular, allí era una extraña.
6 comentarios:
Uy Jennieh, que de sentimientos en el capítulo de hoy.Me gusta la charla que ha tenido con Fernando y luego el consejo que el le ha dado, pero por dios ahora se tendrá que ir???
A la espera del próximo!!!!A ver que sucede!!
Besos!!!
Ayy nooo pobre Julia. No quiero que parta. Bueno todavía hay una esperanza, que dirá Gerardo si ella decide partir. El capítulo fue intenso pequeña. Diálogos perfectos. Maravilloso lo he disfrutado. Un beso y gracias por compartirlo. Lou
Jennieh, que no se vaya. Justo ahora que no se vaya. besos
Yo tampoc quiero que Julia se vaya.
Tiene que ayudar a Fernando a conquistar a Eloísa. ¡Hacen una bonita pareja!
Jennieh, tienes un premio en mi blog "Un blog de época". Cuando puedas, pásate a recogerlo.
Un fuerte abrazo.
Gracias a todas por sus comentarios, he estado un poco floja para responderles, pero trataré que eso cambie. Te agradezco Lilian por el detalle, pronto haré una entrada en el otro blog para completar los requisitos del premio.
Un beso.
Vaya, sí que la señora tenía algunas cosas que decir...es triste que la llegada de estas personas hayan decidido a Julia a abandonar más rápidamente el sitio, donde a pesar de la tristeza de tener y no tener a Gerardo, es feliz.
Continúo...
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