domingo, 4 de noviembre de 2012

La verdad de una mentira



 CAPÍTULO XII: Preparativos


Varios días y exposiciones de un sinfín de convenientes razones fueron los que necesitó Julia para convencer a su madre que le permitiera trabajar lejos de casa; a ella le extrañó de inmediato la recuperación tan repentina del buen ánimo y el  entusiasmo mostrado por su hija. Hace tan solo unos días la había visto prepararse para dar un paseo como si se dirigiese a recibir la sentencia de muerte; la había visto partir con los ojos inundados en lágrimas, pero que con una pared de dignidad cubría muy bien para que no cayeran.

El rostro de Julia, se iluminó de inmediato al recibir el sí que por varios días esperaba, salió corriendo escaleras arriba para escribir o más bien coger la nota que, desde el mismo día en que recibió de manos del doctor la noticia, tenía redactada sobre su mesita de noche.

Con cada paso que dio hasta el correo se fue dando cuenta que si enviaba una nota por aquel medio tardaría en recibir una respuesta por lo menos otro día más en estar junto a Gerardo, por lo que su decisión de enviarla con uno de los niños que siempre estaban fuera de aquel lugar ofreciéndose para realizar la misma labor que el correo, pero en menor tiempo, la llevó a buscar un rostro entre ellos que le produjera cierta confianza. Pasó varios minutos buscando un candidato para aquella labor, pero la apariencia de aquellos muchachos más bien despertaron otras dudas en ella; cómo podían sus padres permitirles estar así todo el día; sin asistir al colegio y luciendo ropas tan sucias. De pronto recordó la injusticia de la sociedad, sin dinero no existía la posibilidad de educarse y mucho menos otra opción que el rebuscar como sobrevivir el día, día. Un jalón en su vestido la hizo regresar a la realidad, un muchachito que no parecía tener más de ocho años, le preguntaba si podía ayudarla en algo, que para eso estaba él ahí. Julia, lo miró de reojo tratando de encontrar eso que buscaba para realizar su encargo, confianza; pero la voz del muchacho resonó una vez más diciendo que si no estaba allí para pedir sus servicios era mejor que se fuera y no le hiciera perder el tiempo.

La sorpresa que se llevó al escuchar tal cantidad de palabras dichas de manera tan grosera hizo que Julia ideara otra forma de hacer llegar la nota, queriendo asegurarse por ella misma que sería recibida por el secretario de Gerardo.

—Niño, conoces está calle—dijo decidida.

—Si usted supiera cómo funciona todo esto—le respondió el niño extendiendo sus brazos enseñándole a sus demás compañeros— debería saber que antes de responderle yo debo tener algo en mis manos que me ayude a recordar.

—Está bien—le dijo Julia, resignada mientras rápidamente sacaba una moneda de su bolso—, espero que sea suficiente.

—Sí, por el momento—el muchacho le respondió con una cara de felicidad mientras examinaba la autenticidad de la moneda—; ¿desea que lleve algo por usted?

—No, bueno en realidad sí. ¿Podrías guiarme hasta allí?

—Claro, siempre y cuando me dé dos más como ésta—poniendo frente a sus ojos la moneda que recién le había dado Julia.

—Está bien—el tiempo seguía corriendo, y no deseaba arriesgarse perdiendo ni un instante más, aunque sabía de sobra que el correo le hubiera costado solo la tercera parte de aquella suma.

Sacó de su bolso el monto acordado, pero al ver la cara de aquel pilluelo decidió darle solo la mitad.

—El resto te lo daré cuando me hayas hecho otro favor—le dijo con satisfacción al darse cuenta que ella era quien poseía el control, una vez más.

—Está bien, sígame; eso…si puede mantener mi paso—le dijo medio burlón a medida que comenzaba a dar zancadas bastantes poco creíbles para alguien de su edad.

Para cuando Julia recuperó el aliento, el muchacho ya había dejado su encargo en manos de la mujer que salió a abrir la puerta de la casa de Gerardo. Ella, se había formado una idea de la posición de Gerardo cuando su amiga, Eloísa, le contó todo lo que sabía y de la preocupación de varias familias de su círculo por emparentar con él. Bien, su imaginación había quedado muy pequeña, pues vivir en aquel sector de la cuidad, donde todas las casas fueron encargadas a constructores extranjeros; quienes bajo una influencia europea y específicamente francesa habían logrado darle un aire neoclásico con grandes mansiones y jardines, era un lujo que solo una parte de la sociedad de Santiago se podía permitir.

—Ahora, deme lo mío, señorita—le decía el muchacho, evidentemente más angustiado al percatarse que Julia parecía no oírle—. ¡Quiero mi dinero!     

—Oh, desde luego. Toma y gracias por tu ayuda—dijo sacando de su bolso la última parte del trato.

—Bueno, si necesita nuevamente mi ayuda ya sabe donde puede encontrarme—le dijo el niño, mientras le ofrecía una sonrisa que delataba la falta de varias piezas dentales producto de su corta edad.

Julia, regresó a casa esperanzada en que la respuesta no se haría esperar demasiado; y no se equivocó. Por la mañana del viernes recibió de manos del propio Dan las instrucciones que debería seguir; a pesar de su imponente presencia, Julia, no se intimidó al verle; sus ojos reflejaban cierta bondad que su semblante y su voz, más bien áspera, ocultaban de manera magistral.

Ver correr a Julia por las escaleras para luego encerrarse en su habitación, era una costumbre de la que su madre y hermano ya habían comenzado a acostumbrarse. Tras cerrar la puerta comenzó a pensar en qué llevaría para el viaje, exactamente no sabía hasta dónde iría, así que creyó que a pesar de la estación sería bueno llevar varias prendas que fueran funcionales para cualquier clima. Su guardarropa no era muy amplio; después de todo, ese fue el motivo final al que se aferró para convencer a su madre y obtener el permiso para trabajar lejos de casa.   

Conforme miró todo lo dispuesto para su viaje; Julia, sabía que para cuidar a Gerardo no necesitaba más que su deseo de acompañarle. Mientras, tomaba una vez más la nota que anunciaba el día lunes como el inicio de su viaje, comenzó a pensar de qué manera compensaría a su madre por todo aquel engaño; no sin antes sentir la emoción de recordar aquellos ojos que desde su primer encuentro la habían cautivado.


15 comentarios:

anne wentworth dijo...

tengo que ver como me pongo al dia!!... después de esa mirada que me encontre tengo que apurarme para verla más seguido!!!...
saludos!!!

Lourdes dijo...

¡Es que ya quiero saber todo guapa! jajajaja ¡Qué emoción! Qué chicos traviesos pero bueno finalmente lo logró. Creo que los engaños por amor como hace Julia a su madre, son como las mentiras blancas. Totalmente permitidas. Un besote nena, espero el próximo.

María Border dijo...

Ya quiero el próximo, ya la quiero no solo viajando, sino junto a él.
Besos

princesa jazmin dijo...

Ahhhh! qué fantástico ver los ojos que tienen cautivada a nuestra Julia!, ya no veo la hora de que ocurra el encuentro, me pregunto cómo hará Gerard para explicar su presencia,ya que una cosa era el hospital donde estaban relativamente a solas y otra muy diferente es el ambiente social del caballero.
Quien para colmo es adinerado.
Ay, qué pasará?!
Besos!
Jazmín.

Raquel Campos dijo...

Ay, que ganas de que se vuelvan a encontrar. Las mentiras que Julia le dice a su madre son piadosas y sin mala intención. A ver que sucede cuando se vean de nuevo.
Espero el próximo!!!
Un beso fuerte!!

Lourdes dijo...

Pasé a dejarte un besote guapa, espero el capi ansiosa. Lou

D. C. López dijo...

Hola guapísima!, me pasaba por aquí para ver que tal estabas, saludarte, y de paso, pedirte el favor de que te hagas eco de esta promoción, si no es mucha molestia (tus compis del club y yo, te estaríamos realmente agradecidas):

http://elclubdelasescritoras.blogspot.com.es/2012/11/pasion-de-navidad-promocion-y-fecha-de.html

Saludos y hasta otra!, muak!

Jennieh dijo...

Anne, no te preocupes que él te estará esperando.

Un beso.

Jennieh dijo...

Lourdes, como dicen en la guerra y en el amor todo se vale.

Un beso

Jennieh dijo...

María, traté de hacer algunas modificaciones para darte gusto y no dar tanto detalle del viaje, aunque eso sí lo hice agregando más a Gerardo en la historia.

Un beso

Jennieh dijo...

Jazmín, a esperar que ocurre con ellos, pero creo la vida de Gerardo con su entorno les puede llegar a sorprender un poco.

Me alegra que te haya gustado el caballero, hace tiempo deseaba colgar una imágen de él y hasta ahora no había tenido muchas oportunidades.

Un beo

Jennieh dijo...

Raquel, ya falta poco para su encuentro y saber que sucederá con ellos.

Un beso.

Jennieh dijo...

Lou, gracias por tu visita nuevamente, siempre es un agrado contar contigo.

Un beso.

Jennieh dijo...

Dulce, gracias por tu visita.Ya hice una entrada promocionando el libro, eso si que me falta poner el banner en algún lugar visible del blog.

Un beso

suelin17dea dijo...

Esperando el lunes jijiji para ver los ojos de Gerardo, que romantico Julia.
Esta muy buena, quiero leer que pasa cuando esten juntitos de nuevo.


Besos