lunes, 1 de octubre de 2012

La verdad de una mentira

Esta Dama se encuentra de regreso con esta historia; sé que hace mucho no hacía una entrada por aquí. Las excusas podrían estar demás, pero la falta de tiempo y dedicación que necesito para escribir se convirtieron en su momento mi piedra de tope para seguir desarrollando esta historia. Ya me he organizado de mejor manera y, por lo tanto, espero no faltar a mi palabra de publicar los días domingos como expresé en su momento. Esperando les guste y comenten me despido. Saludos a todos los lectores de esta historia.



CAPÍTULO IX: En la soledad de la noche

La noche para Gerardo transcurrió lentamente, el recuerdo de haber estrechado a Julia en ese abrazo que por tanto tiempo deseó, no le había permitido conciliar el sueño. Sus pensamientos volvían una y otra vez a ese momento: su propio nerviosismo le sorprendió; en otro tiempo él siempre se había considerado una persona con bastante control sobre sus sentimientos.

Nunca, hasta ese entonces, se había dejado llevar por un impulso. Su padre, lo había educado con severidad y eso sin duda contribuyó a la formación de un carácter firme; uno que le permitió controlar sus emociones en los momentos más críticos de su vida. Ni siquiera cuando tomó conciencia de todo el sufrimiento de su querida madre las dejó fluir libremente; durante la vida de ella, no consideró jamás ofenderla con preguntas inapropiadas. Desde ese entonces había aprendido a apreciar la fortaleza y cierto grado de terquedad que existió en su madre, quien a pesar de haber sido poseedora de la dulzura más extrema luchó contra las circunstancias adversas de un matrimonio sin amor.

La mirada atenta de su madre para corregir los malos sentimientos que su padre, a medida que iba creciendo, tratara de forjar en él fue suficiente para que Gerardo supiera que existía otro modo de vida. Tener que resistir a la maldad que se alojaba en su propio corazón no fue una tarea fácil; había contado con un ángel para mostrarle un camino distinto. Aquél mismo ángel que no hace mucho le había enviado la oportunidad de redimir el pasado con una carta que daba el perdón a muchos. El buen ejemplo de su madre lo habían convertido en lo que él consideraba un buen hombre.

No podía quejarse de lo que había logrado ser; su padre lo preparó para que recibiera lo que le correspondía por ser el único hijo varón, administrar los bienes familiares. Y su verdadera pasión, la actuación, solo consiguió ver la luz luego de la muerte de su progenitor; él se había opuesto férreamente a que su hijo llevara adelante una profesión tan vergonzosa, como solía llamarle, aunque en realidad nada de lo que le dijera disminuyó su deseo de convertirse en interprete; su preparación en secreto le sacó una sonrisa que lo distrajo de su preocupación por un momento—.Pero ¡cómo se había empeñado la vida en impedir que la felicidad llegara a él de manera sencilla!—; un suceso, una frase, habían dejado sepultadas en el rincón más lejano todas sus esperanzas.

La melodiosa voz de su acompañante, que junto a sus conversaciones le había llevado todas las tardes a presenciar cada lugar descrito en sus lecturas; las pequeñas manos que tomaba cuando la sentía cerca y la incomodidad de ella por zafarse, eran detalles que no olvidaría, pero lo que sin duda más extrañaría era el beso que ella le daba en la frente antes de marcharse, aquel beso era algo que no había podido recibir directamente, las vendas fueron siempre el impedimento del contacto entre ellos. La primera vez que lo recibió sintió deseos de abrazarla y no dejarla ir, decirle que no importaba lo que había hecho para estar ahí, que él comprendía todo. Su conciencia lo detuvo; de ninguna manera hubiera sido correcto dejarla en evidencia, la confesión debía venir por ella misma; sin presiones de su parte.


El deseo de sentir la tibieza de un beso de Julia le había impulsado a tomar la decisión de buscarlo por su cuenta. Pero el temblor del cuerpo de ella mientras lo acercaba al suyo, su respiración que se fue agitando con el paso de los segundos,  la irresistible tentación que le provocó su silencio y el hecho que se entregara, más tarde, sin resistencia a sus caricias le llevaron a detenerse y pensar que a la mañana siguiente no tendría esperanzas de contar con la compañía de Julia; las vendas que caerían traerían consigo el inevitable dolor de una despedida silenciosa y muy en contra de su voluntad.

Con la última explicación que le fue entregada durante su desvelo y antes que el primer rayo de sol trajera consigo el calor de un nuevo día, se preguntó sinceramente: 

— ¿Por qué me he privado del placer de besar a Julia?



13 comentarios:

Anna Soler dijo...

wooooo!!!
Me he quedado con ganas de mas nena.
Genial el capitulo
Besines

Raquel Campos dijo...

La historia va preciosa!!! Confieso que se me había pasado...ains. A veces las actualizaciones de blogger no llegan o es que hay muchas...ja ja ja
Perdona, estaré atenta a las publicaciones para ver como sigue esta tierna historia.
Un beso!!!

Lourdes dijo...

Ay que emoción!! Ya conocemos datos de Gerardo, parece haber tenido una infancia con un padre rígido. Es deleitable leer como vas narrando esas etapas de él. La madre ha soportado un matrimonio sin amor, quizás lo haga valorar el amor desde su punto de vista. Ojalá que la próxima vez que se encuentren no pierda la oportunidad de besar a Julia
Muy buen capi cari, te felicito, besotes

Aglaia Callia dijo...

Me temo que no he seguido esta historia desde el comienzo, pero me pondré pronto con ella, me inspira mucha curiosidad porque no he podido evitar leer esta parte y me ha gustado mucho.

Besos.

María Border dijo...

Sigue, por favor.

Jennieh dijo...

Anna:

Espero seguir publicando

Un beso

Jennieh dijo...

Raquel:

No te preocupes, creo que me quedo más con la segunda explicación; yo por mi parte cada vez voy siguiendo más y más blogs y a veces me es imposible seguir las historias de corrido, pero cuando me acuerdo de algo pendiente no me levanto hasta que termino.

Espero puedas leer y así me das tu opinión.

Un beso.

Jennieh dijo...

Lou:

Sí, creo que ya era el turno de Gerardo para que hablara más de él, y quedan más cosas sobre su persona.

Sin duda su vida amorosa va a estar un poco marcada por la de sus padres.

Creo que a la próxima no se le va a escapar Julia.

Un beso y gracias por seguir esta historia

Jennieh dijo...

Aglaia:

Espero que la leas, comentes y también ¿por qué no?... espero que te guste

Un beso.

Jennieh dijo...

María:

Espero no retrasarme tanto como la vez anterior. ¿Sabes? me aplique y avance en varios capítulos, así que solo me queda corregirlos.

Un beso.

Colas de Sirena dijo...

Hola!!! me gusta mucho tu blog y te sigo desde ya!!!
Pásate por el mio quedas oficialmente invitada XD XD

Besotes!!!!!

princesa jazmin dijo...

Oficialmente, uno de los mejores capítulos que has escrito(todos son buenos)nos has llevado un momento dentro de la mente y el corazón del caballero, nos asomamos a la verdadera razón de sus acciones y el tierno sentimiento hacia Julia.
Me agrada la tenacidad de Gerald al convertirse en actor, yendo en contra de lo que se esperaría de un hombre como él..."profesión vergonzosa" qué bueno que tocas este tema no tan explorado pero tan interesante.
Sigo con el próximo.
Besos.
Jazmín.

suelin17dea dijo...

Me encanta el poder conocer mejor a GErardo, porque eestamos del lado de Julia todo este tiempo, concoer su vision el saber como se ha sentido y mas de su historia nos devela un personaje mas cercano. Y sin duda su deseo de haber perdido la oportunidad del beso nos deja expectantes...
Sigue escribiendo.

Besos