miércoles, 23 de mayo de 2012

Nuevas oportunidades (quinta parte y final)


El timbre no tardó en anunciar el sonido esperado, pero aun así cuanto tenía en sus manos cayó inevitablemente de ellas. Palideció y sonrojó en un lapso de tiempo tan breve como  para no saber cuál de las dos vino primero, respiró hondo y miró por la ventana, la ansiedad lo recorrió por completo, desde arriba solo veía un sombrero con un ala muy grande que no le  permitió ver el rostro que tanto anhelaba. Bajó corriendo, se miró por última vez en el espejo y sonrió, tomó las llaves y salió, no quiso pensar en lo que podría suceder; esta vez no se permitió imaginar nada, tal vez por miedo a la decepción. A pesar, que albergaba una esperanza no permitió que creciera más de lo que había sido hasta ese momento.

Caminó muy lento, miró a todas partes menos donde se encontraba ella, hasta cuando por fin estuvo delante y se atrevió a mirarla. Realmente estaba muy cambiada, lucía una figura esbelta y elegante, por un momento olvido respirar, lo que produjo en él esa sensación le agradó; su cara era la misma, aunque en sus ojos no existía el brillo que recordaba; pero tampoco encontraba en ellos esa expresión de cuando la vio por última vez. Pensó que aquello era bueno, porque veía una disposición, que tal vez, lo acercaba al perdón.

Caminaron por el pasillo hasta la entrada de la casa, durante el trayecto  no pudo evitar mirarla, pero no descubrió su rostro por el efecto del sombrero. Trataba de recocer en cada paso a quien tenía a su lado, descubrió en ella una nueva seguridad que ya no sólo estaba en sus decisiones, sino que era capaz de transmitir a otros, y le fascinó. Al cruzar la puerta ella por fin se deshizo del sombrero que llevaba y con mucho agrado Antonio, vio como su cabello caía de sus hombros hasta su cintura.

Ninguno pudo decir palabra por unos instantes, durante estos se miraban fijamente reconociéndose, y cada uno sintió como los recuerdos afloraban. Antonio se volvió a llenar de angustia, aunque le costó vencer sus temores rompió el silencio y dijo al fin:

— Te esperaba con ansias... no sabes desde hace cuánto— dijo con nerviosismo

— Creo que hace cinco años— respondió con una sonrisa e ironía.

Por medio de esta respuesta creyó saber cuál sería el resultado de todo, y abandonó su esperanza, hasta que ella renovó la conversación.

— Perdón no debí contestar así, me deje gobernar por mis sentimientos, una vez más; y, como podrás ver no son los mejores que digamos. –levantando lentamente la mirada añadió— Seré franca, por ningún motivo antes pensaba en venir, pero me encontró tu novia y me pidió que viniera a verte…. Podrás imaginar cómo me sentí cuando llegó de lo que hace tanto vengo huyendo… del pasado…. Pero pensando que sería bueno terminar de huir y enfrentarlo para poder continuar me decidí y aquí estoy.

— Yo… no sabía nada de todo esto me enteré hoy y, debo decir que cuando te vi ayer me confundí por completo; además, mi sorpresa fue creciendo conforme pasaban las horas. Elena rompió nuestro compromiso…, está enamorada de otro hombre— un destello en los ojos de Camila hizo un nudo en su garganta— En realidad debo admitir, sin remordimiento, que me ha dado gusto. Por nada deseaba dañarla; y, este sentimiento de culpa aumento desde que te vi.

El silencio que vino luego de esto fue interrumpido por la llegada del gato de Antonio, quien comenzó a juguetear con los vuelos del vestido de Camila, la que vio con agrado al pequeño animal y el cual le sacó una sonrisa muy sincera. El logro del animalito fue bien recompensado por su amo, dirigiéndose a la cocina para alimentarlo, seguido por Camila quien le hacia una inmensidad de preguntas sobre el —gatito —, como finalmente le llamó. Se dio cuenta, además, que permanecía en ella la sencillez, con la cual siempre le resultaba fácil extender una conversación, aun siendo el tema de la misma de lo más insignificante.  Ella en un momento se percató de su exceso y volvió a callar, pero Antonio estaba dispuesto a saber qué opinaba sobre el cambio de escenario que le advirtiera antes de ser interrumpidos.

— Lamento las molestias que viviste al ser encontrada por Elena, pero es impulsiva y muchas veces no mide los alcances de su actuar. Además, creo que no era necesario que le explicara sobre mis sentimientos por ti; sé que ella los conoció siempre.

— Pero aún así estabas dispuesto a compartir una vida junto a ella— dijo a modo de reproche Camila—, no creas que ha sido en vano mi visita. Tengo, debo desahogarme, quiero decir todo lo que he guardado durante este tiempo. Cuando me fui esperaba regresar para vengarme. Deseaba con todas mis fuerzas recuperarme para hacer hasta lo imposible por dañarte— miró por la ventana como si estuviera ausente— pero no pude… y hoy veo una oportunidad para ser libre, lo comprendí antes de aceptar regresar, supe que debía perdonar; aunque te fueras a casar y yo sintiera un profundo dolor.

Con estas últimas palabras Antonio sintió una oleada de felicidad, ¡ella le perdonaba y sentía algo por él! Camila le explicó su perspectiva de lo sucedido, ella deseaba ver hasta donde él era capaz de llegar luego que Alejandro le advirtiera sobre su actuar con las mujeres, pero que finalmente no pudo soportar todo aquello; reconociendo en él un excelente actor, y que sus sentimientos estaban más involucrados de lo que ella creía hasta entonces.

También, Camila trató de exponer como sus sentimientos se fueron definiendo con el tiempo; pues ella aunque no lo quisiera reconocer, desde un principio sintió que era un juego, nunca había sido objeto de las atenciones de ningún hombre hasta que apareció él con ellas. Y en un comienzo fue divertido, pero luego de las advertencias de Alejandro y como actuaba Antonio se sintió ridiculizada y su amor propio le impidió dejarse envolver por una fantasía. Cuando estuvo lejos, la distancia y el tiempo se encargaron de hacerle ver que sentía algo profundo por Antonio, y sus deseos de venganza fueron menguando. La visita de Alejandro le había sorprendido unos meses después, haciendo que dudara de su determinación de no volver cuando le contó cómo era la vida de Antonio, de sus excesos y esfuerzos por sobreponerse ante su ausencia y, que cada día que dejaba pasar le hacían temer sobre su reacción, hasta cuando por el contacto constante que tenían se enteró que estaba a saliendo con Elena y, fue cuando le pidió que no volvieran a comunicarse por ningún motivo.

Elena, la había sorprendido en el momento que ella estaba lista para aceptar una propuesta que la llevaría a estar ausente del país, por lo menos dos años, y supo que el momento tan temido había llegado, debía regresar y cerrar ese capítulo en su vida. Agregó que Elena jamás se refirió a la noticia que él acababa de develarle. 



           
            Luego, que se aclarase todo entre ellos llegó el momento que por tanto tiempo esperaron, y que no pensaban que ocurriría. Se acercaron hasta quedar uno frente al otro, Antonio sintió el nerviosismo de Camila, y sonrió al ver el rubor que afloro por sus mejillas. Cuando ella miro al suelo, pues era incapaz de mirarlo a los ojos, él le levanto la barbilla y pudo notar que en ella la respiración se volvía algo difícil de concretar. No pudo evitar sonreír, por lo que la mirada de ella se torno suplicante, acaricio su rostro, lo recorrió completamente, cada surco, cada detalle y se detuvo en sus labios que temblaban levemente, ella nuevamente trató de evitar su mirada, y su cabello cayo delante por lo que debió recogerlo; él lo enredó sus dedos, sujetándolo. Se acercó aún más, con su mano libre la tomó por la cintura y pudo sentir como ella también lo envolvía con sus brazos, no podría resistirse, mientras su primer impulso era besarla con pasión recordó que entre ellos sería su primer beso; deseaba que fuera especial, por lo que decidió ser muy cuidadoso. Comenzó a besarla suavemente en el rostro, recorrió cada rincón; comenzó por su frente, luego, continuaron sus mejillas, nariz y mentón y cuando llegaba a lo único que faltaba no pudo evitar suspirar, esto como una respuesta que  indicaba el fin del dolor; y, la llegada del alivio se hizo instantánea. La felicidad recorrió su cuerpo por completo. Deseaba que aquel momento fuera eterno, y quedó sorprendido al percatarse que sus labios ya estaban siendo suavemente besados por Camila, envolvió con sus manos su rostro. Frente a aquel escenario Antonio, le susurro– te amo— y un casi inaudible— yo también—recibió como respuesta. Para el final de aquel día Antonio, sentía fuertemente en su pecho el latido de dos corazones.

1 comentario:

Anna Soler dijo...

hola mi nombre es anna del blog romance y socia del club.
yo tambien escribo. tienes un blog muy bonito.
te invito a pasar por el mioby que me conozcas.
un beso